
En cuanto a los primeros, se entiende la tendencia a eliminarlos y que se pongan a trabajar como el resto de los mortales, por eso protestan. Toda la culpa es de la Administración pública, que durante mucho tiempo ha tolerado su existencia. En cuanto al absentismo laboral, es un hecho reconocido que los funcionarios abusan de las bajas laborales. He sido profesor en el IES J. L. Castillo Puche de Yecla y de un listado de 52 profesores ausentes al mes, entre los que se cuentan bajas prolongadas, sólo figura mi ausencia de un día como no justificada, a pesar de que el director del instituto, ANTONIO RODRÍGUEZ MAS, había firmado el justificante presentado. Y ello sin contar las ausencias del director y jefes de estudios que no constan en los partes de faltas, como sus viajecitos a Francia como prolongación de las vacaciones de Semana Santa. Este director es conocido en los juzgados de Yecla por alterar cobardemente el parte de faltas de su instituto mediante un programa informático llamado IES 2000, que sólo él posee y que le facilita su cómplice, la Consejería de Educación de la Región de Murcia. Digo su cómplice porque este director utiliza los partes de faltas para extorsionar al profesorado con el que mantiene rencillas personales, anotando ausencias inexistentes para que el profesor en cuestión sea sancionado por faltas que no ha cometido. Desde aquí recomiendo a los docentes del IES J. L. Castillo Puche de Yecla que revisen minuciosamente el parte mensual de faltas de este instituto. En el colmo de su delirio por perjudicar al personal de su centro, llegó a denunciar a un profesor por abusar de su hija, menor de edad, para que fuera detenido por la policía y obligado a permanecer de baja durante todo el curso escolar, una decisión adoptada en connivencia con el inspector de educación JESÚS GÓMEZ GÓMEZ. Ante el éxito conseguido, llegó a denunciar a otro profesor por enviarle una carta con la foto de su hija, a ver si también la policía intentaba detenerlo. Es increíble lo que hacen algunos para darse de baja. El referido inspector simuló haber sido agredido por un profesor para darse de baja durante la temporada invernal, ya que en Yecla se pasa mucho frío.
Un aspecto sobre el que los sindicatos no protestan es el acoso laboral ejercido por la Administración murciana del PP sobre sus funcionarios, los gulags de Valcárcel, es decir, los métodos que utiliza el Presidente para eliminar a funcionarios que puedan resultar molestos para su Régimen: cada año por el mes de julio la Consejería de Educación, -resulta irónico su nombre-, dicta una orden en materia de recursos humanos en la que establece la obligatoriedad del profesorado interino de someterse a un reconocimiento médico físico y psíquico. Una señora, que por su voz podría ser la chacha de Valcárcel, llama al funcionario para concertarle una cita en un centro médico adepto al Régimen, advirtiéndole que vaya en ayunas después de mear en un tarrito de venta en farmacias. El funcionario es sometido a un test psicológico y luego enviado a un psiquiatra del Régimen, una especie de Doctor Mengele, que certifica su incapacidad para la docencia. A veces, hasta los jueces creen la versión del psiquiatra. En los juzgados de lo contencioso administrativo de Murcia ejerce de magistrada la esposa del Consejero de Educación.
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