Al acabar el curso escolar, el inspector de educación Jesús Gómez Gómez procede a enviar al profesor una carta de extorsión donde le pide que presente en el plazo de diez días alegaciones a sus cuatro o cinco días de ausencia durante el curso pasado, sin tener en cuenta que el director del instituto había firmado los justificantes y aceptado la justificación hasta un año antes.
En el propio plazo de diez días de alegaciones, sin tiempo a presentar éstas, el inspector Jesús Gómez Gómez envía al profesor la resolución que pone fin a la vía administrativa y lo hace en plenas vacaciones de navidad. Para que el profesor no se dé cuenta de lo sucedido, la notificación es firmada por el conserje del instituto encargado de recoger el correo.
El resultado es que el profesor contempla atónito cómo le dan el sablazo a la nómina de junio.
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